sábado, 19 de diciembre de 2015

LALIBELA--(Etiopia)

Muchas civilizaciones antiguas nos dejaron un legado en forma de impresionantes construcciones.
Algunas pasan desapercibidas a lo largo del mundo.
Las iglesias de los cristianos coptos en Lalibela, pequeño pueblo en las tierras altas al norte de Etiopía, en el siglo XXII, que fueron excavadas en la roca de la montaña, forman un conjunto de construcciones monoliticas de arquitectura impresionante. Lalibela es un milagro, la tradición dice que los ángeles ayudaron al Rey Lalibela, soberano de este país de 1181 a 1221 a modelar esas maravillas esculpidas en la piedra, uno de los más bellos conjuntos arquitectónicos del mundo.
Una docena de iglesias talladas en roca viva, en bloques únicos bajo el nivel del terreno, cincelando toneladas de piedra volcánica, hasta lograr que brotaran monolíticas catedrales en profundas zanjas.
Lo verdaderamente maravilloso, es que ese ese pueblo haya permanecido incomunicado hasta hace pocas décadas.
Los templos siguen estando en activo como el primer día, acogiendo innumerables ritos y plegarias, como se venían haciendo en su época.
Las doce iglesias fueron escavadas bajo la superficie de la tierra, llegando en 
algunas alcanzar a los quince metros de altura. Rodeadas de zanjas y patios, túneles y pasadizos que las conectan entre si. 
Estos son los tesoros de Etiopía, como las grandes pirámides, lo son de Egipto.
Siendo declaradas Patrimonio de la Humanidad, por la Unesco en 1978.
Ninguna es igual a otra, talladas en bloques, sin argamasa, sin ladrillos ni madera, construidas por Dios dicen los sacerdotes, mientras la gente sigue yendo a sus catedrales, envueltos en túnicas y turbantes de algodón blanco,
a  cantar y rezar.
Cuando los ojos se acostumbran a la penumbra, se descubren maravillosos murales, policromados representando escenas de la Biblia.
El cristianismo llegó a Etiopía en el siglo IV, y hoy sigue manteniéndose en su forma ortodoxa. El 60% de la población lo profesa, en plena tolerancia con el Islam del 30%. Ese si que es otro milagro...

domingo, 6 de diciembre de 2015

EL SEMINARIO DE VITORIA





 El Seminario Diocesano de Vitoria se inaugura el día 28 de septiembre de 1930, siendo Obispo de la Diócesis D. Mateo Múgica.
Este emblemático edificio, de aspecto sólido y gran fuerza exterior, comienza a construirse en el año 1926, siendo obispo Fray Zacarías Martínez, para hacer frente a las necesidades de formación del alto número de vocaciones que se producían en las provincias vascas.

  Su arquitecto, el sacerdote D. Pedro de Asúa y Mendía, concebirá sobre una superficie cuadrada de 10.437 m2, una estructura en la que, a modo de parrilla, se distribuyen cinco pabellones, con sótano, planta principal y tres alturas. De ellos, uno se destinará para Latinos, otro para Filósofos y dos para Teólogos, pudiéndose albergar así a más de medio millar de seminaristas. El último, que conformará la fachada principal, se reservará para la ubicación de las salas de visitas, habitaciones del Obispo, Rectoral, Salón de Recepciones y Biblioteca. En los dos extremos de esta fachada sobresalen la Capilla Pública y el Salón de Actos. 

Pues este edificio tan emblemático de Vitoria, que ha albergado a tantísimos seminaristas, resulta que este año, no tiene ninguno!!!...
Ahora sus instalaciones se utilizan para otros menesteres, hasta en sus jardines se ha instalado un campo de Golf, lo que faltaba por ver...

El día de la Inmaculada, aquí se ha celebrado siempre
el día del Seminario.
Pues como dice Jesucristo en el Evangelio: "la mies es mucha, pero los obreros son pocos, rogad a Dios que mande obreros a su mies"...