Así cuenta el SJ.Mark Cachia, su experiencia vivida en un pueblecito mexicano:"Todo cambió para mi, en la misa de Navidad, fui testigo de la tradición ancestral de acunar al niño...acompañados de una canción de cuna, todos fuimos invitados a mecer la figura del niño Jesús, con el mismo cuidado, respeto y ternura con que se trata a un bebé.
Todos los presentes, tuvieron dificultades para contener las lágrimas, durante esos preciosos instantes, que trajeron a la memoria nuestros seres queridos. En ese sencillo gesto encontramos nuestra común humanidad, nuestra necesidad compartida, de ser amados y amar a los demás".