domingo, 16 de octubre de 2016

ETIQUETAS

Estamos acostumbrados a valorar las cosas según en el contexto en que se encuentren. El marco que tengan o la etiqueta que lleven puesta.
Hay muchas cosas que pasan en nuestra vida, que siendo únicas y singulares, no les damos importancia porque no vienen con la etiqueta puesta, con el precio que les pone el mercado...
Será que nuestros sentimientos y nuestra apreciación de la belleza son manipulados por el mercado, por los medios de comunicación, y por los poderes financieros?
Y eso es lo que precisamente tenemos que aprender a valorar: aquello que no tiene precio, porque no se puede comprar...
No se compra la amistad, ni el amor verdadero, ni el cariño ni el afecto, ni la dedicación, ni abrazos ni besos...
No se compra el rayo de sol, ni las gotas del rocío, ni una puesta de sol, ni la canción del viento al pasar por las ramas de los árboles, ni el verde de la yerba.
El niño que corre a nuestro encuentro, y se cuelga de nuestro cuello, tampoco tiene precio.
El aire que respiramos, la brisa que enreda nuestros cabellos, el colorido y la belleza de las flores nos lo ha dado Dios gratuitamente...
Pensemos en esto y aprovechemos todo lo bello que está a nuestro alcance sin el precio, ni patente registrada, ni la etiqueta de diseño.
Disfrutemos de las cosas que la vida nos oferta, y estemos agradecidos y seamos felices desde hoy mientras el día nos sonríe, y el sol despliega su luz en nuestro corazón apasionado por la vida... 

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