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La producción de ropa calzado y textil para el hogar supone un gran impacto ambiental en forma de contaminación del agua y emisiones de residuos y gases de efecto invernadero y otros residuos. Además, la continua oferta de nuevas tendencias a precios bajos ha disparado la cantidad de ropa que se produce y se desecha. Se estima que una chaqueta de algodón y fibra sintética tarda en degradarse de 10 a 12 meses y una prenda de lycra entre 20 y 200 años. El polyester puede tardar más de dos siglos en degradarse.
Para fabricar una camiseta de algodón, se necesitan 2.700 litros de agua potable, y se calcula que la industria de la moda es responsable del 10 % de las emisiones del carbono. Muchas personas conscientes de estos datos han cambiado su forma de consumo y han optado por otras alternativas como comprar ropa de segunda mano, el trueque, reciclar la ropa o comprar solo lo necesario.
Economía, sostenibilidad o estilo de vida, son las motivaciones fundamentales para que cada vez más personas traten de evitar que la ropa siga contaminando el planeta.
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