Lo que durante casi 40 años (1952 a 1989) fue una frontera que dividía Europa desde norte a sur de casi 7.000 kilómetros (el cinturón de acero) se ha convertido en una linea verde de vida, creandose una reserva natural de vida, un modelo de biodiversidad que al estar aislada del paso del hombre ha podido desarrolarse al margen de la guerra fria a pesar de que también fue causa de muerte y sufrimiento para muchas personas que pretendían atravesarla.
Empezaba en el mar de Barents, entre la frontera de Rusia y Noruega, bajando por la linea costera de las repúblicas bálticas siguiendo Polonia, y dividiendo en dos Alemania, continuaba por las regiones de Moravia y Bohemia, la antigua Checoslovaquia, la frontera con Austria, hasta la costa búlgara del mar Negro.
En el año 2004 un diputado alemán se le ocurrió andar en bicicleta por lo que fue el antiguo Muro de Berlín y de ahí le vino la idea de crear una ciclovia junto con otros paises a lo largo de toda esta via, para impulsar el turismo sostenible y revitalizar con ello regiones poco desarrolladas.
Se espera que se abran hoteles para los ciclistas, aparcamientos para bicis, y un turismo respetuoso con la naturaleza y a la vez que no caiga en el olvido un capítulo tan triste de la historia.
A mi me ha parecido una idea estupenda, me dan ganas de coger una bicicleta y ponerme también a pedalear...
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