martes, 26 de julio de 2011

El planeta Marte

Todo lo que os voy a contar parece ciencia ficción.
Pero dado lo deprisa que avanza la ciencia, cada vez más rápidamente, no me extrañaría, que se pudiera lograr...

Falta poco para que aterrice sobre el cráter Gale, del planeta Marte, el vehículo robótico Curiosity, de la NASA. Será en 2012, sobre una depresión del terreno que pudo haber estado cubierta de agua en tiempos remotos y, según las más ardientes especulaciones, incluso haber sido habitable.
Marte es el segundo planeta vital dentro de la ecósfera solar; una zona preñada de agua líquida donde la vida puede evolucionar en las cortezas planetarias.
No hay que olvidar que Marte constituye el cuerpo celeste más viable de cara a ser modificado y explotado geológicamente con nuestra tecnología. Esto convierte su estudio biológico en un requisito insoslayable para continuar el rastreo y colonización hacia otras partes del Sistema Solar.
A lo largo de este siglo XXI se sistematizarán las expediciones a Marte y, para fines de la centuria, se puede vaticinar que en el propio planeta y en sus menudas lunas estarán extendidas las enormes biosferas o burbujas autosuficientes, con amplia variedad de plantas y animales, imitando un ecosistema terrestre en miniatura. Las misiones de investigación de la NASA enviadas a Marte han confirmado que hace millones de años tuvo lugar en el planeta rojo una intensa actividad hidrológica. Por eso, las prospecciones se encaminan a encontrar agua en los polos marcianos, que pueda servir a los astronautas que allí se asienten o a los que se dirijan a destinos más lejanos.
Curiosity explorará si Gale albergó o alberga vida microbiana. Porque Marte es demasiado frío para la habitabilidad humana en plena superficie. Uno de los esfuerzos tecnológicos de mayor envergadura en los próximos dos siglos será la conversión de este frío y desierto astro en un mundo orgánico, con ríos y océanos, bosques y atmósfera. Una solución sería bombear gases en la atmósfera, para disparar el efecto invernadero, elevando la temperatura lo suficiente para que todo el dióxido de carbono disponible en el planeta se evapore hacia la atmósfera, dónde puede contribuir a mantener caliente al planeta. Una alternativa para iniciar el proceso de calentamiento ha sido utilizar el perfluoro-carbono, un super-gas de invernadero creado artificialmente, que no tiene efecto negativo sobre los organismos vivos ni afecta la capa de ozono.
En Marte, la ampliación de la actual minúscula capa de ozono en la atmósfera sería importante para la terra-formación. La luz solar llega como luz visible y ultravioleta, y el planeta la absorbe y luego la irradia como energía infrarroja hacia la atmósfera. Los gases de invernadero podrían actuar como una capa aislante que atrapase esa radiación infrarroja. Este calentamiento podría ocupar más de un siglo, hasta que el planeta logre alcanzar el punto de licuefacción del agua.
Para la fecha en que un asentamiento permanente sea factible en Marte, y se inicie la terra-formación del planeta, los avances tecnológicos harían posible el calentamiento de la atmósfera más eficientemente que las técnicas hoy estudiadas.
 Nosotros no lo veremos, pero a lo mejor los nietos de nuestros nietos podrían volverse marcianos...

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