Pero su utilidad estética, fue descubierta por la doctora Carruthers en 1987 cuando trataba a una paciente con espasmos en los párpados y usó la toxina
botulinica tipo A. Comprobó que además de solucionar el problema del párpado
las arrugas del entrecejo y las patas de gallo de los ojos, habían desaparecido.
Siguió investigando, y y tres años después presentó su estudio en la Academia
americana de Dermatología. Es el primer estudio de referencia, sobre la utilización de la toxina botulínica a nivel cosmético.
A veces`los mayores descubrimientos, se logran por pura casualidad...
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