Estamos acostumbrados a comer Kiwis todo el año, pues la mayoría viene de Nueva Zelanda, pero ahora también tenemos de aquí, que siempre estarán más frescos y sabrosos.
Destacan por su aporte de vitamina C, más del doble que las naranjas. Contribuyen a disminuir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, degenerativas y cáncer.
Destacan también por su alto contenido de fibra, que lo convierten en un laxante natural y favorece el tránsito intestinal.
Ayudan a la digestión, ya que contienen actinidina, que es una enzima natural que descompone las proteinas alimentarias más rápido que las propias encimas digestivas de nuestro cuerpo.
Contiene vitamina E, y ácidos grasos omega 3 y 6, por lo que ayuda fluidificar la sangre, y mejorar el estado genaral de las arterias. Contribuye a prevenir trombos y coágulos, y enfermedades como trombosis, anginas de pecho e infartos.
Pero muy importante, también ayuda a dormir bien. Se ha estudiado que los altos niveles de triptófano, que potencian la serotonina, unidos a la vitamina C, son decisivos para ayudar a conciliar el sueño.
Consejo: comete un kiwi todos los días...
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