Dentro de unos días, los cementerios se llenaran de gente y de flores, que van a visitar a sus familiares difuntos. En la tradición cristiana se suelen encontrar los cementerios en los laterales de una iglesia, en los pueblos pequeños. Cuando las poblaciones crecen, el cementerio se traslada al extrarradio, construyendo en su interior una capilla para los rituales funerarios.
La tradición de la cremación en el hinduismo,
mantiene las riberas del rio Ganges en Benarés llenas de gente, las veinticuatro horas del día. Vienen a morir o son traídos por sus familiares para regresar según su fe, al lugar de donde vinieron a través de una cremación sobre una pira de madera de sándalo, que a veces tarda en quemarse dos o tres horas. Las cenizas se sumergen en el rio para completar el viaje del alma al océano de Brahma.
Respetar y recordar a los muertos, nos hace ser conscientes de que este mundo no es solo la realidad sensible que vemos y tocamos, sino que estamos unidos por el hilo de la existencia a otra realidad que nos transciende y sobrecoge.
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