sábado, 29 de enero de 2011

El obelisco de la plaza de S. Pedro en Roma

Alguna vez me he preguntado, que razón habría llevado a este monumento egipcio a presidir la Plaza del Vaticano, pues el otro día me vino la  contestación por circunstancias que no vienen mucho al caso.

Estuvo colocado en el circo de Nerón y fue testigo del martirio de S. Pedro delante del cual fue crucificado
.
Cuenta la leyenda que en la esfera situada en la parte superior estaban los restos de Julio Cesar pero al ser examinada no se encontró nada. Posteriormente se colocó una cruz y una reliquia de la Cruz de Jesús.
Este precioso monumento de más de 4.000 años de antigüedad es de piedra de granito rosado, pesa 350 toneladas y mide más de 25 metros de altura.
Fue  traído en barco desde la ciudad egipcia de Heliópolis por orden del emperador Calígula, para celebrar su victoria, quien mandó  ponerlo en el circo de Nerón en el año 37.

El Papa Sixto V, decidió colocarlo enfrente de la Basílica de S. Pedro y encargó el trabajo al famoso arquitecto italiano Domenico Fontana autor también de la biblioteca del Vaticano.

Cuenta la historia que se necesitaron 150 caballos, 900 hombres y multitud de cuerdas y poleas para levantarlo en medio de un total silencio, pues al que hablase se le castigaba con la pena de muerte.
(Entonces no se estilaba mucho eso de los derechos humanos)
Al empezar a estirar de las cuerdas estas se calentaban y echaban humo, pero un marinero llamado Bresca que sabia que había que enfriar las cuerdas de cáñamo, para que no se rompieran, arriesgando su vida dio un formidable grito: ¡Aqua alle funni¡ (agua a las cuerdas), salvando así la formidable mole de granito...
Pero, gracias a Dios, no lo ahorcaron por ello, sino que le concedieron el privilegio de izar la bandera del Vaticano en su barco.
Como curiosidad a los parisinos debió gustarles mucho esta plaza, pues La plaza de la  Concordia con su obelisco de Luxor es una réplica de ella.

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